3º ESO La inmunidad, las defensas de nuestro organismo

Antes de empezar con la descripción de las defensas de nuestro organismo o sistema inmunitario, debemos de definir que es una infección. Esta podría quedar englobada en la siguiente definición:

La penetración y posterior proliferación de un germen nocivo o patógeno (virus, bacterias, protozoos y hongos) en el interior de un organismo, capaz de causar daño en el huésped, pudiendo incluso llegar a producir su muerte

 

Las enfermedades ocasionadas por estos patógenos se denominan enfermedades infecciosas, y la respuesta desencadenada frente a ellos constituye la respuesta inmunitaria. De este modo, el conjunto de órganos, células y moléculas encargadas de dar esa respuesta constituyen el sistema inmunitario o inmunológico.   

Dentro del concepto de inmunidad tenemos que diferenciar 2 tipos:

  • Inmunidad innata
  • Inmunidad adquirida
  1.  Inmunidad innata.

Es conocida también como inmunidad inespecífica ya que no hace una discriminación sobre el patógeno actuando siempre de la misma forma siendo en muchos casos barreras físicas, químicas o biológicas:

  • Estructurales o físicas. Constituidas por la piel y las mucosas. La integridad de estas estructuras es esencial para evitar la invasión por agentes extraños.
  • Mecánicas. Consisten en sistemas de expulsión que favorecen el arrastre de patógenos y otras partículas extrañas para evitar su fijación al organismo. Encontramos por ejemplo los cilios que tapizan las vías respiratorias
  •  Bioquímicas. Se trata de sustancias y secreciones que actúan como una barrera protectora contrarrestando o neutralizando la acción de agentes patógenos tales como el ácido clorhídrico del jugo gástrico
  • Biológicas. Constituida por la flora bacteriana que vieven en nuestro intestino, boca o vagina que crean un ecosistema que resulta poco apropiado para los patógenos.

Pero dentro de la inmunidad innata también encontramos células que forman parte de los glóbulos blancos como los fagocitos y los macrófagos cuya función es la de fagocitar los patógenos para su posterior destrucción enzimática de este en el citoplasma.

Junto a los fagocitos y macrófagos encontramos el proceso de inflamación que se activa cuando se produce una lesión en un tejido constituyendo la primera respuesta defensiva del sistema inmunitario.

Durante el desarrollo de una reacción inflamatoria se producen varios hechos:

  • Aumento de la cantidad de células defensivas circulantes en sangre.
  • Vasodilatación capilar.
  • Incremento de la permeabilidad del endotelio vascular producido por retracción de las células endoteliales.
  • Infiltración del tejido por células que llegan atraídas por factores químicos (qumiotaxis), hacia el foco inflamatorio.

En términos generales, la respuesta inflamatoria facilita la llegada de células (fagocitos) y de moléculas (anticuerpos) que actuarán sobre el microorganismo invasor.

 

2. Inmunidad adquirida

La inmunidad adquirida implica un reconocimiento de los patógenos por parte de nuestro sistema inmunológico. Este proceso se puede lleva a cabo gracias a la existencia de dos moléculas el antígeno y el anticuerpo.

Los antígenos son cualquier sustacia ajena en la mayoría de los casos de nuestro cuerpo y que provocan una reacción de nuestro sistema inmunológico, en este caso específica. Debido a que los antígenos identifican a determinados patógenos permite que la respuesta de nuestro organismo sea más eficiente.

Los anticuerpos son proteínas que tienen en su superficie los linfocitos y que les permiten identificar a los antígenos y de esta forma al patógeno propiciando una respuesta más eficaz.

Gracias a este proceso tenemos dos posibles respuestas de los linfocitos dependiendo si los agentes patógenos están libres o si proliferan, como en el caso de los virus, dentro de las células. En ambos caso se formarán los denominados linfocitos de memoria que permitirán en el caso de una nueva infección una reacción más rápida y eficaz del sistema inmunológico.

El primer tipo de respuesta es la denominada respuesta humoral, que consiste en el reconocimiento y posterior destrucción de los agentes patógenos libres. Los linfocitos específicos en este tipo de respuesta los los linfocitos B los cuales en su superficie poseen numerosos anticuerpos que reconocerán el patógeno a través de los anticuerpos de este produciéndose la unión patógeno-linfocito B por medio del complejo antígeno-anticuerpo.

Al producirse este proceso los linfocitos B se dividirán por una lado en células plasmáticas que producirán grandes cantidades del anticuerpo libres que se unirán a los patógenos neutralizádolos y permitiendo que los macrófagos los consuman. Por otro lado la división a los linfocitos B de memoria que estarán para futuras activaciones.

Por otro lado tenemos las respuesta celular, que en este caso los linfocitos T son capaces de reconocer las celulas que se encuentran infecatadas y combatirlas. Este proceso es más complejo ya que hace necesaria la activación de diferentes tipos de células.

Los linfocitos T necesitan de la actuación de una célula presentadora de antígenos que portan el antígeno que se unirán al anticuerpo del linfocito T haciendo que se este se active produciendo una gran cantidad de lintocitos T citotóxicos capaces de reconocer las células infectadas y destruirlas. Además se producirán linfocitos T de memoria preparados para futuras activaciones.

Para finalizar enlazo un par de vídeos del Alfredo Correll en el que realiza una introducción muy amena al fascinante mundo de la inmunología.

 

 

 

Equipado con sus cinco sentidos, el Hombre explora el Universo que lo rodea y a sus aventuras las llama Ciencia. (Edwin Powell Hubble)

 

Ad orbis per scientiam

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